Muerte de amor en La Scala

13:18 Esther Morales Hernández 0 Comments

Entrada del Museo del Teatro de La Scala. 33 FOUETTÉS
Para terminar de creerme eso de que es verano, la última semana hice una pequeña y reconfortante escapada a Italia. Aprovechando que el viaje terminaba en Milán, decidí secuestrar a mis dos primas y meterlas en el Teatro de La Scala.

Pese a su decepcionante aspecto exterior -tengan en cuenta que acababa de salir de la maravillosa Galería Comercial-, la visita al teatro fue una de las más emocionantes de todo el viaje. El museo es pequeño, se ve en unos escasos 20 minutos, aunque cuenta con diversas 'joyitas' escondidas que logran contentar a todo aficionado a las artes escénicas que se precie. 

La Scala es muy coqueto, con sus planteamientos 'a la italiana' y sus pequeños palcos por los que permiten que los visitantes nos asomemos. Las comparaciones son odiosas, pero la última vez que fui a un teatro sin presenciar ninguna actuación fue hace muchos años en la Ópera de París y, a decir verdad, creo que nada puede superar a la importante institución parisina.
Techo del Teatro de La Scala, en Milán. 33 FOUETTÉS
Teatro de La Scala. 33 FOUETTÉS
Teatro de La Scala. 33 FOUETTÉS
Aún así, no hay duda sobre la gran tradición en cuanto a ópera y ballet con la que cuenta La Scala, algo que se hace muy latente a medida que se recorren sus pasillos. Los tradicionales carteles de ópera se han convertido ya en souvenirs para los visitantes y sus salas, repletas de libros, muestran por todos lados un compromiso con su herencia cultural que pocas veces había visto antes. 
Hall del Teatro de La Scala. 33 FOUETTÉS
Uno de los palcos que dan al Teatro. 33 FOUETTÉS
Vestuario de El Quixote. 33 FOUETTÉS
Busto de Nijinsky en el museo. 33 FOUETTÉS
Para ser franca, como no tenía muy claro que el museo estuviese abierto y, con los nervios de haber llegado al fin a La Scala, me metí en la tienda del teatro antes de entrar en el museo. La oferta no era muy amplia, aunque tenía suficiente como para dejarme sin dinero en cuestión de minutos; y a pesar de que renunciara a los DVD de Tristán e Isolda y Manón, he de decir que ahora que he echado un vistazo a mi compra, estoy más que contenta con mis adquisiciones. 
Mis adquisiones mostradas en Instagram. @mindthester
Sí, que nadie se eche las manos a la cabeza, lo que ven a su derecha es una edición preciosa del Giselle de Alessandra Ferri y Massimo Murru. Tampoco podía irme sin llevar la Gala de Roberto Bolle and Friends, aunque de este hablaré más detenidamente en otro post porque verdaderamente merece la pena. Por último, decidí llevarme el libro Teatro Alla Scala Ballet Company, que ya devoré durante el avión y que en realidad me ha ayudado bastante a entender la personalidad de la compañía, sus intenciones artísticas y también algunas producciones de danza que aún no conocía.

En definitiva, toda una experiencia de amor y una auténtica desgracia para mi bolsillo. 

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