In the Middle, Somewhat Elevated: 25 años después

22:00 Esther Morales Hernández 3 Comments

Raphaël Coumos-Marquet y Yumiko Takeshima. COSTIN RADU
Una pieza de arte se convierte en un insdipensable cuando da la sensación de que el tiempo no pasa por ella. Este mes se cumplen 25 años desde que Rudolf Nureyev encargó a William Forsythe la coreografía de In the Middle, Somewhat Elevated, para el Ballet de la Ópera Nacional de París

Con el tiempo, esta obra ha pasado a formar parte del repertorio de las grandes compañías de danza del mundo entero. Con un esquema simple, agresivo y con una dificultad infinita en lo que a técnica se refiere.

Al igual que en su día Anna Pavlova nació para dar muerte a un cisne o Ana Laguna lo hizo para convertirse en la Giselle de Mats Ek... el papel protagonista de esta creación de Forsythe parece haber sido hecho exclusivamente para la siempre eterna Sylvie Guillem

Han habido cantidad de versiones posteriores, aunque ninguna tan memorable como la de nuestra francesa favorita y su corta melena. Y es que existen bailarines eficientes, correctos y virtuosos, pero nadie ha logrado aportar tanta personalidad a sus movimientos como lo hizo Guillem en su día con cualquiera de sus interpretaciones.

Elena Vostrotina y Oleg Klymyuk. COSTIN RADU
In the Middle, Somewhat Elevated es un retrato de la excelencia técnica que se conseguiría al fin en la década de los 80. Con intérpretes que distan mucho del esquema delicado y sentimental por el que optarían creadores como Preljocaj o Clark Tippet, esta coreografía muestra a atletas fuertes, con líneas largas y movimientos propios de un calentamiento duro que emula a las históricas escuelas de danza con los modelos de enseñanza más estrictos.

Bailarines del Tusla Ballet de Oklahoma. ROSALIE O'CONNOR
El uso de las zapatillas de punta es también muy importante en consonancia con la inspiración de la técnica en su máximo apogeo. Por todos es sabido que el buen dominio de la danza culmina siempre con su uso correcto, puesto que son el instrumento de trabajo por excelencia. La desestructuración de líneas que aporta Forsythe se genera justo con este academicismo tan exagerado, que se combina con un peculiar juego entre iluminación y música.

A pesar de que haya quienes definan a William Forsythe como el coreógrafo más europeo entre los norteamericanos, lo cierto es que esta pieza deja entrever por cada uno de sus pasos una inspiración eminentemente estadounidense. La música que acompaña la pieza, compuesta por Thom Willems, funciona como una máquina de trabajo, con un sonido industrial y una especie de respiración que se sobreentiende como el empeño de los bailarines en trasladar sus cuerpos al extremo y dar siempre más de sí.

Cualquiera que haya practicado ballet, o incluso cualquier deporte, puede ver reflejada la sensación de esfuerzo llevado al límite con la que su coreógrafo pretendía estremecer a los espectadores. Un método de abrir los ojos que conquistará por sus bellas formas a la audiencia y que dará que pensar a los propios profesionales de la danza, desde la Guillem que protagoniza el siguiente vídeo, hasta las generaciones que lleguen otros 25 años después.


3 comentarios :

  1. Qué buen artículo, Esther. Justamente ahora acabo de volver a ver “Evidentia” la película con Sylvie Guillem en la que aparece el “Solo”. Creo que Forsythe es el niño travieso del ballet: el está siempre equilibrándose entre los límites del cable tendido por el ballet clásico y todas sus convenciones. Debió de ser alguien con mucha sensibilidad. Al parecer no le gustaba que le llamasen “deconstruccionista” (un término muy de moda entre los filósofos) pero está claro que en él se trata de una manera distinta de relacionarse con eso que tan bien conocía: la técnica clásica. Justamente en el programa de mano de “In the Middle Somewhat Elevated” (del Royal Ballet del 2022) pude leer algo así como “El vocabulario clásico nunca morirá. Es la manera de escribirlo lo que si acaso, lo hace viejo” Y efectivamente, son las formas, no el contenido, por eso es pura técnica, en sí misma, llevada al límite...

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  2. Gracias Ibis. Totalmente de acuerdo con el tema de la sensibilidad de Forsythe, quizás por eso es uno de los coreógrafos que más me ha conquistado. En la delgada línea que separa el clásico del contemporáneo en danza, creo que es su fórmula la que más llama mi atención. Soy una enamorada de la buena técnica, pero me encantan las piezas con bailarines atléticos y fuertes. Es irónico el hecho de que si se les pusiera un tutú a ellas, se bajara el ritmo y se les pidieran movimientos más endulzados... "la manera de escribir" no resultaría tan transgresora :D

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  3. Sí que resulta irónico. Pero precisamente porque la construcción se ha hecho sobre detalles milimétricos es lógico que para ponerlo patas arriba, baste con cambiar pequeñas cosas.
    Por cierto, no he viajado en el tiempo, quería decir 2002 :P
    Abrazos,

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